martes, 20 de agosto de 2013

Hay una mariposa ahogada en Whisky

La noche inundó la calle, como el café mi boca, como el vodka el vaso y los hielos se ahogan lentamente, estáticos, viendo como el mundo avanza... un poco como yo, apoyada en la ventana; felina, hoy me siento gata pero a falta de tus caricias, nada; sólo el humo me esconde, la brisa me hiere, las luces, parpadeando al horizonte deslumbran mis ideas, jamás permitiría quedarme en blanco y me quedo a oscuras, cierro los ojos, abrazo mis rodillas sentada en el alfeizar de la ventana, me siento tan desnuda y a la vez tan arropada por la oscuridad que traen esas nubes negras, esas nubes de tormenta en mitad de este agosto eterno; y tú matándome de frío, entre la forma en que me miras, me hablas, apartas tus ojos de mi... te callas.

Encendida la última cerilla, soy madera en combustión, soy cada gota de cera cayendo mientras la vela se consume, ilumina tu cara y yo caigo en el agua de la bañera, de espaldas caigo al vacío aún con la ropa puesta, infinita, el agua rebosa, no existe final porque desapareció el comienzo y volví a encontrarme, dibujándome los ojos con pinturas, y los labios, y así quizá escuchases mis palabras y me mirases como si fuese bella aunque sé que soy alambre, que soy huesos y los huecos entre estos, que soy arena arrastrada por el viento, que soy seda y azúcar y bajo la lluvia sucumbo a sus encantos y me desvanezco, aunque sé que tú lo sabes...

Vuelvo, como el otoño, las hojas secas en el suelo, el sonido de tus pasos sobre ellas, el pasillo frío y parpadeante de azulejos desgastados y tus ojos clavados en mi pelo que se mueve con el viento, el ojo del huracán... CREÍ EN LA CALMA... apacible que traías atada a tus muñecas, seda en forma de cadenas de metal. Ojos negros se deshacen en ríos sobre mis mejillas, pálidas, desgastadas de una sonrisa forzada que erosiona las costillas, que atraviesa el corazón y se escapas de puntillas saltando desde el balcón y te dispersas en miles de mariposas negras que huyen hacia el ocaso, y te miro, y miro el batir de sus alas, y miro y veo como a lo lejos ha comenzado la tormenta. Y TE ESCAPAS


sábado, 3 de agosto de 2013

Estrella magnética

Aquel momento en que mi cuerpo paso de ser acero y plomo a ser de arena y plumas, y sin peso ni pesares ni pensamientos amargos dejé que el cielo se hiciese aún más grande sobre mi cabeza despeinada y me deje empujar por el viento; caí de espaldas, de espaldas al barranco, al precipicio infinito de seda roja, de espaldas desde el trampolín más alto hacia este final lleno de agua helada, agua de lluvia... agua; de las lágrimas que caen por tu cara y se esconden en las comisuras.

Soy... una calavera agrietada por llevarme las manos a la cabeza, una jaula llena de aves negras en busca de una salida, el reloj de bolsillo parado en el minuto eterno, estancado en el mismo momento, el tiempo... camina lento y de espaldas ante mis ojos, intento alcanzarlo pero yo camino en sentido contrario sobre esta cinta mecánica y se aleja, y yo me quedo afónica y me gritas... pero... yo ya no escucho nada, estoy a metros de profundidad bajo el agua de mi bañera que se desborda y yo, te miro, te veo, burbujas escapan de mis labios mientras cierro los ojos...

Abro los ojos, un parpadeo caminando en la fina línea que separa lo efímero de lo eterno, abro los ojos y te miro, y te veo, y siento entrelazar tus dedos con mis dedos, tu mano en mi cintura; bailamos, sin saber bailar bailamos.
Te sonrío y te susurro: no te alejes de este horizonte por favor
Alzo la vista vi tu rostro.
Volviste a desaparecer entre el humo del cigarro y me pregunto ¿dónde coño estás?