domingo, 7 de diciembre de 2014

Azul cielo

Me encontró con los dos ojos abiertos en el fondo de su bañera. No sabía cómo reaccionar y sostuvo mi cabeza con su brazo tras mi cuello, levantó todo mi cuerpo y escapamos a paso lento de aquella casa que poco a poco se agrietaba cada vez más, nunca antes me había sostenido con tanta facilidad entre sus brazos, mirando mis ojos encharcados y mis labios rotos y morados, nunca antes había sentido cómo mi alma se alejaba de mi cuerpo de ese modo, describiendo cómo moría poco a poco cómo se apagada la luz que hay dentro de mis ojos y él apareció meses antes al final de aquel instante, le encontré al final del túnel cuando las luces se fundieron y tropecé con su presencia, sin quererlo le encontré pero él ya me había visto, sin quererlo caí pero él ya había caído conmigo.

Él es la mano agarrando mi camisa un segundo antes de dejar que me precipite cuando al borde del edificio sólo veo oscuridad y recuerdo el mismo frío que sufrí con otros y que jamás he sufrido contigo, cuando dejé de sentir mis manos por el miedo, no pude hablar sólo esperar a dejar de ver con claridad mientras las lágrimas rodaban hasta el suelo... sólo tú podías salvarme.

Pero no pude dejar de mirar las pastillas disolviéndose al final del vaso, el humo, la luz, el ruido... y vi mi reflejo en el cristal roto, vi el agua deformándolo todo, y sumergí mi cuerpo hasta dejar de respirar entonces volví a sentir tus caricias en mi pelo, tus pestañas en mi rostro, tus ojos clavados en mis ojos... porque no podría soportar la tragedia de perderte por completo.

Pero nunca llegó porque nunca estuvo allí así que nadie me encontró.

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