domingo, 2 de agosto de 2015

Ruinas

Me siento cómo si mi cuerpo no pesase nada, cómo si hubiese extraído mi vitalidad como una botella vacía cuando se rompe contra el suelo... Tormenta en mis ojos. No soporto mirarme en los espejos, sólo veo mis dedos moverse bajo la luz de mi jaula y nada más. He pintado mis ojos de negro y no puedes verme la desgracia y las ganas de morirme que arrastro, ojalá pudieses entenderlo. Pero no. Cortinas de papel de seda dejan pasar la luz del día, veo más claridad a oscuras si te soy sincera. Ya no me apetece escribirte, estoy cansada y no puedo dormir, por días enteros debo permanecer atenta a la vida cómo si mi presencia fuese a hacerme feliz.

Sueño con caminar entre lavanda, descalza, sentir la arena entre mis dedos, el sol de tarde, el olor a mar que despliega sus olas sobre mi piel como una sábana.

Siento como me ahogo mientras nadie hace nada. 

Estoy tumbada en mitad del océano. Acaricias las heridas en mis escamas. Brillan. Atravesaron mi piel anzuelos parecidos a tus caricias. Me apago lentamente. Dicen que me apago lentamente. 

Dónde tú ves la soga, ves el salto desde un décimo con vistas al horizonte, ves el bote de pastillas para dormir desordenadas sobre la mesa, ves la cuchilla, el alcohol fuera de la botella, me ves hundida en la bañera con la ropa aun puesta y mi mano fuera porque esperé a que vinieras, pero no estabas allí. No hay nada nuevo, ¿verdad?, yo ya estaba hundida, caminando en el fondo del mar, viendo cuadros...

Acerco el dedo a la llama para ver si aún siento el fuego y su dolor o ver si mi piel se derrite como el hielo o se prende como papel...

No creo que me veas arder, si soy papel, sólo soy papel mojado.
Nos vemos pronto, quizá no escriba por algún tiempo.
A veces necesito tiempo para no escribir.
A veces necesito tiempo para no vivir.




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