viernes, 18 de enero de 2013

Me da miedo la enormidad, donde nadie oye mi voz

Ha dejado de recitar poesía porque ya no cree en las palabras que pierden su sentido al llegar al margen, comenzó a caminar hacia atrás de espaldas al presente y mirando como se aleja el pasado, con los ojos cerrados si es hacia adelante para sentir los pasos fuera de ese laberinto de hormigón que la encierra, y abrirlos cuando llegue a su destino, sin sentir si ha avanzado o ha retrocedido.

Se siente estática.  

Espera el fin del film dejando caer las hojas del otoño de entre sus dedos al agua del lago, artificial; como ella percibe el mundo que han creado por confort y un optimismo forzado, un silencio inmenso reina en sus oidos y no soporta el ruido de las mentes que provocan el desorden y rompen el equilibrio de los cables sobre los que cruza los edificios al caer la noche... sobre sus hombros, como una capa de invisibilidad ante los prejuicios de esos autómatas programados para paliar el dolor y el odio con el paso del tiempo, con el crono movimiento.

Una cosmonauta con la mirada perdida en los horizontes de los puntos cardinales, entre tejados y azoteas, entre campanarios y torres de cristales, todo aquello desaparece en las alturas y puede gritar sus miedos sin miedo, no hay quién los escuche más que el cielo y el viento envolviendo su cara con el pelo, ciñiendo la camisa al contorno curvilíneo de su cuerpo, entrelazando las nubes con sus dedos...

Cuando se fundían las bombillas del brillo de su mirada a cada día que avanzaba y se sentía por completo perdida, hundida en el fondo de la bañera semidesvestida y con el alma desangrada, cuando la enormidad la envolvió en el silencio más amargo, sentía un corazón enorme para llenarlo con el vacío.

Apareció mucho más que el principe de un cuento, de una especie en extinción que como ella no buscaba ser perfecto; devolvió la sangre a sus arterias. Encontró la sonrisa entre sus costillas y encendió las bombillas de sus ojos con sus labios eléctricos.
Bailando con sus sombras en paredes de colores.

Supo encontrar la vida que un día alguién la escondió.

  

2 comentarios:

  1. Hola Esther, escribes muy bien tus relatos guapa.
    que tengas un buen fin de semana.
    un saludo.

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  2. Hola Esther, tengo que darte la enhorabuena. Me ha gustado mucho tus relatos y la forma de como te expresas.

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