sábado, 21 de septiembre de 2013

Soy sirena de papel y tú subes la marea.

Crucé las piernas arañando el suelo con el tacón, como mis uñas arañaban el marco de la puerta mientras me mordía el labio que casi había perdido por completo el color, y sólo el contorno rojo pasión diferenciaba su presencia del pálido tono de mi rostro; gesto de inquietud; dijeron unos pocos que me habían visto llorar, al borde de la histeria, agarrándome al borde de esta mierda con los dedos de los pies, sintiendo la altura , el peso del atardecer, Diciembre, el viento y su presión.

El baile de mi cabello mientras sopla el invierno escondido entre las nubes; es tarde - dice el muy idiota... y yo me pregunto: ¿cuándo es tarde?, ¿cuándo deja de ser pronto y me encuentro mirando de frente un reloj de pared?, sosteniendo entre las manos tu fotografía y el silencio se rompe con el sonido del impacto de una lágrima de alcohol sobre esa imagen; cierro los ojos y tras este profundo parpadeo me encuentro sosteniendo entre mis manos el fuego, y se consume tu sonrisa entre las llamas, dejo caer tu recuerdo en mitad de la inmensidad dónde nadie escucha mis latidos y me alejo de usted, perplejo por mi diálogo, monólogo, aparte o discurso absurdo, gesticulando como una loca, gesticulando porque ya rompí mis cuerdas...

Extiendo mis brazos, soy, el ángel vestido de blanco que pretende volar sin alas, dos orificios en mi espalda delatan el pasado... e imagina lo frustrante que resulta saber volar y no poder hacerlo.
Extiendo mis brazos, eres, la luz del horizonte que me ciega, cualquiera diría que he surgido de entre los rayos de un sol anaranjado, soy un eclipse en tus ojos, tú me miras desde atrás incrédulo y no dices nada y yo que me siento como el ángel que jamás he sido entorno mi cabeza hasta alcanzar verte, vuelvo a mirar al frente y dejo caer mi cuerpo hacia este precipicio sintiéndome la primera gota de agua de una cascada cristalina.

Jamás volvimos a saber nada de aquel sueño.

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