domingo, 17 de febrero de 2013

Humo estelar

Quiere leerme en libros, aprender de mis encantos, mis excesos. Quiere un para siempre para nada... arañar el encaje de las medias, quiere eso, mucho más que eso, para mi... no queda demasiado y por mi, no daría demasiado. Ambos lo sabemos. Puede que sean los fármacos, el alcohol y el café o este viernes desordenado, escribiendo tras la mesa de madera, ya he apoyado mis codos en tus barras, he dibujado corazones de agua, con el agua de los hielos, de la lluvia, de un frío enero acariciándome los huesos.

Yo.

Superé los trastornos de escultores de piel fina y suave, irradiando sueños tus ojos sobre los pliegues de la cama si de rodillas estoy sentada sobre ella, dibujando como me miras con ojos de amor a carboncillo dulces como el pastel bajo este paisaje de acuarelas. 

Ella, que no soy más que yo, fumando apoyada contra la luna, ¿qué es sino?, un cuerpo curvilíneo al contraste del sonido de la silenciosa noche, un jersey a la altura de las caderas, tus dedos de encaje ya no encajan entre mis costillas. ¿Tú?, tú no me conoces. No hay más. 

Ceniza bajo mis uñas y unos labios a carmín marcados en la ventana, besando desde casa el horizonte en el que desapareciste, pasos atrás, el parque y sus hojas junto a mis piernas, dibujando mi contorno como una sirena en su mar, mirando el cielo avanzar en el tiempo, nubes dibujan lo que pienso. ¿Dónde estarán las estrellas cuando no las veo, cuando nadie mira, qué estaremos haciendo, que se estarán perdiendo...?

Te miro cuando no me miras y dejo tu mirada llena de miradas mías.

1 comentario:

  1. Palabras como espadas, que apuñalan aún a quién no tiene corazón. Chapeau niña, me quito el craneo para descubrirme ante ti.

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