jueves, 1 de noviembre de 2012

Estrellas y asteriscos.

Quizá la silueta semidesnuda de una idiota fumando en la ventana sea la mejor forma de explicar estas noches descafeinadas, en las que ni la codicia por tus besos ni el cansancio de mis ojos me arrastran a la cama, ya estoy cansada de bailar con la almohada y de los abrazos de las sábanas y la ciudad se ve mejor a oscuras, créeme, aún recuerdo los momentos en los que él y yo fuimos nosotros si es que existieron esos momentos y no son otro delirio de esta loca que te escribe cartas con los labios, pegados al papel, dejándome el carmín y la piel en promesas, y esque esta vida es del grosor de un sencillo de tren, para ir a verte o para volver de tus sueños.

Mis odios y las caricias de tus labios se unen en un mismo vértice, como puntos de sutura para mis heridas, rectilíneas y uniformes.
Las carreras de mis medias ya no escriben tu nombre tras mis piernas, y hoy, que no me queda ni mucho ni nada, me queda poco, poco tiempo y pocas ganas de mirar doscientas veces el reloj en el mismo minuto y así tomarte un poco más de asco por tu impuntualidad, llevas toda mi vida de retraso y no apareces, yo te busco y solo topo con mediocres y con ratas que no aprecian ni el color de mis pestañas.

Decías que fuese feliz sin importarme hacerle daño a alguien o no, porque los demás no dudarían en hacerlo para ser felices, decias tantas cosas que ahora me son tan útiles... a veces no se si odiarte o quererte por todo el mal tan bien hecho que me provocaste, a veces no se si admirarte o repugnarme de ti y como no se que hacer, ni que pensar, ni que soñar, apago el cigarro en la luna y me voy a descolgar los teléfonos y a parar los relojes.

Ojalá no vuelvas nunca o mejor diré hasta mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario