miércoles, 28 de noviembre de 2012

Bombillas para el cielo.

Fin del primer acto; cuando nos quedemos sin palabras o nos quedemos sin ganas de pronunciarlas.

Llegará, aunque mientras dura esta mierda de anestesia ni lo piensas, ni se te pasa por la cabeza, pero llegará, ese fnal asqueroso que miramos bebiendo, bebiendo de botellas vacías y fumando, quemando el papel en la palma de la mano.
Las risas serán muecas y las muecas serán un rostro serio, con los ojos perdidos entre las baldosas.
Gris y azul, cielo acristalado, con barrotes y cadenas para no alejarme demasiado de mis condenas, de mis jaulas y las cajas que moldean y modelan a esta recluta.

Que preciosos aquellos tiempos en los que no pensabas acabar como un cristal roto en el suelo.
Que preciado el tiempo que perdiste creyendo sus falcias, hablas, mientes... callas. Y me dejas saltar al vacío confiada de que tú saltarás conmigo, pero me sueltas de la mano y todo se aleja, yo soy el final del tunel, esa luz blanca que deslumbra y que se apaga, en un infinito de preguntas y de dudas.
Una estrella sin constelación.
En un viaje imposible por mis fantasias, nunca seré musa de tu arte, porque yo no soy nadie.

Cuando acabe la tinta de mi bolígrafo y aceche el límite del folio, cuando nos quede una palabra sin decir será el fin.

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