viernes, 2 de noviembre de 2012

Posits de colores para historias grises.

Vete, deja de mentirme y de intentar ahogarme en bañeras de agua fría, con ese toque dulce que dibuja tu sonrisa a cada lágrima que escupo, si no me dejas ni sangre en las venas, ni un corazón tras las costillas. Todo esto es una cárcel sobre la que arrojas continuamente copos de nieve, del invierno gris que proyectaba el cielo sobre el barrio, y sobre la ciudad y sobre nuestras discursiones a la inversa o a cámara lenta.

Siento que no avanzo, que a cada paso que doy me agarras de los brazos para prometerme que son ilusiones ópticas las verdades que soy capaz de tocar con las manos.
Mis manos, mojadas por la lluvia al intentar escapar por la ventana, no haré una escalera atando sábanas, ni voy a luchar contra dragones que custodien mi castillo; solo quiero abrir la puerta y tirar tus maletas a la calle.

Mi reflejo en los marcos, en los espejos rotos en el suelo, en tus cartas que se queman por combustión espontánea de mis sentimientos; los tacones que rayaban el suelo hoy estan rotos, y mi lápiz de labios ya no dibujara más besos, los barrotes se han torcido y de un salto rompo el vacío, como las cuerdas de una guitarra que no puede gritar más, ni quejarse de forma acustica.

Ya que mi voz se apaga y que mis ojos no brillan lo suficiente para guiar barcos a buen puerto, ya que mis manos solo son huesos dejo la pluma en la almohada junto a mis notas y dos o tres folios en blanco, y me voy, ¿a dónde?... ¿quién sabe?

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