jueves, 1 de noviembre de 2012

Tenía que ser así, ¿no?

Fue como quedar colgada de un fino hilo blanco, balanceandome en el vacío, en la oscuridad y en la luz al mismo tiempo, fue como si me hubieses empujado desde el borde del edificio más alto de este mundo, y aún así mantuve la sonrisa, y no hay nada de lo que más orgullosa me sienta que de haber mantenido la cabeza alta aún con el corazón por el suelo y de haberte mirado a los ojos sabiendo ambos que tu mentira es un grito al cielo, sabía que esa sería la última vez que te tendría frente a mi y podría haberte dicho miles de cosas pero no dije nada en especial, "ya me contarás", absolutamente nada más, una última mirada a tus ojos, dos pasos para darte la espalda, tres para alejarme y una vida entera para no volver a verte, y cuando ya has vivido ciertas situaciones como yo, estas cosas las ves claras, y tan clara la vi así fue, no he vuelto a saber de ti y tampoco quiero, porque esa era tu intención.

No me derrumbé y esa es mi victoria personal, cada paso hacia adelante dejándote aún más atrás desgarraba mi corazón pero ni una lágima se deslizó por mis pestañas, ni mi voz tembló ni dudó, simplemente cerré los ojos y respiré mientras me alejaba de ti y asumí que te había idealizado, convertido en un todo pero que tú no eras nada, al menos para mi y aún más en ese momento.

Te vi como un completo desconocido y me ayudé a mi misma para conocerme más, tú no eras quien yo creía, ni quien yo quería, ni habríamos sido lo que yo hubiese querido, y es mejor así, siendo tú un desconocido y yo siendo hoy más fuerte, con una cicatriz en el alma que me lo recuerda cada vez que te recuerdo, pero sigo sin llorar por ti y mientras tanto todo seguirá siendo distinto

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